La madera es uno de los materiales del futuro
La madera posee una serie de características –ha comentado la arquitecta Alazne Ochandiano− que la convierten en un material muy eficaz tanto a la hora de construir como a la hora de reparar. Entre ellas, destaca su resistencia, su higroscopicidad, “que al igual que la sal permite exhalar y absorber humedad según el medio en el que se encuentre”, su funcionamiento diferente según los ejes en los que haga su esfuerzo y finalmente, su heterogeneidad. Sin embargo, a pesar de sus amplias posibilidades, las construcciones de madera siguen quedando todavía en un segundo plano: “la madera se suele dejar apartada, como si no existiera. Se suele optar por otros materiales como la piedra, el hormigón o el acero”, ha dicho Landa.
“Un trozo de madera se puede unir con otros fragmentos mediante nudos, cuerdas o lianas”, lo que puede dar lugar a estructuras relativamente sencillas pero también a algunas más complejas como el caso de los palafitos, donde la madera se une con nudos. “El problema de este tipo de construcciones es que los nudos y las cuerdas se van aflojando, lo que provoca que la estructura se mueva”. Otra forma de unir la madera es a partir de clavos, “que pueden dar lugar a una arquitectura compleja, por ejemplo, con bóvedas” y, complejizando el clavo, se pueden crear estructuras propias de la arquitectura moderna.
En lugar de los clavos se puede optar por unir con madera encolada, ensambles o la unión de media madera, “que es la solución a casi todos los edificios de nuestra ciudad”. En uniones más complejas se pueden crear ruedas de lazo con las que se aprovecha la propia estructura para decorar. “Los empalmes se pueden complejizar hasta el infinito y crear, por ejemplo, rayos de Júpiter”, es decir, un tipo de empalme que se realiza uniendo los extremos con el fin de resistir tensiones y comprensiones.
“¿El hecho de que una construcción sea de madera tiene influencia o no cuando se va a intervenir?”, ha preguntado Landa. “En realidad sí la tiene porque la madera genera estructuras isostáticas (un tipo de estructura que puede ser analizada mediante los principios de la estática. La supresión de cualquiera de sus ligaduras conduce al colapso) hasta que llega al encalado. Como no soporta esfuerzos en los nudos, nos obliga a triangular”.
A la hora de intervenir en estructuras de madera se pueden elegir cuatro métodos: mantener, reforzar, reformar o sustituir. Desde el punto de vista de las cartas internacionales referidas a esta cuestión destaca la Carta de Venecia (1964), “que satisface a todo aquel que intervenga en el patrimonio”. En el artículo 11 de este documento se emplean las definiciones de “autenticidad”, que se refiere al proceso de identificación de todos los elementos que juntos definen el significado e “integridad”, es decir, la cualificación de elementos en términos de veracidad y credibilidad.
“La cuestión de isostaticidad es importante ya que nos permite diseccionar elemento por elemento, es decir, intervenir una parte del elemento, o un conjunto de elementos y al final generar beneficios en toda la estructura”. Por tanto, la capacidad de reparar o reforzar un solo elemento define la capacidad de control sobre la estructura en su conjunto.
El criterio mínimo de intervención está muy extendido en patrimonio. En estructuras de y con madera “la degradación de la madera se puede llegar a no querer tocarla porque se entiende que es parte de la historia del propio edificio”. Cuando una viga pierde sus propiedades mecánicas, la escuela italiana, una de las máximas seguidoras de esta teoría, suele optar bien por “dejarla caer” o bien por “ponerle una muleta, un apuntalamiento o una estructura que los sustente”. En Japón, por el contrario, se suele optar por corregir las deformaciones que aparecen en la madera con el transcurso del tiempo.
“¿Qué ocurre en los países en los que, como en España, existe mucho patrimonio pero no hay dinero para preservarlo?”. En estos casos se considera el hecho de cambiar el uso inicial del edificio por otro uso. “Por ejemplo, el Palacio Miramar no se construyó con el fin de hacer congresos”. Aunque sea una práctica criticable, lo cierto es que “muchos edificios no hubieran sobrevivido si no se les hubiera hecho un cambio de uso”.
Otras técnicas para la recuperación del patrimonio son la intervención, es decir, “la reparación de la madera con madera, lo que permite llegar al máximo detalle” o la reparación: intervenir cuidadosamente la estructura pretendiendo reemplazar solo las partes deterioradas con lo que se consigue “devolver al elemento de madera su resistencia original”. Otra opción es el injerto, es decir, “la reparación llevada a cabo en un elemento estructural de madera empleando para ello madera y conseguir que el elemento no pierda su función estructural”.
Desde un punto de vista filosófico, “tendemos a una mínima intervención, máxima conservación, respeto a la función estructural, respeto a las deformaciones, hacer intervenciones in situ y el uso de la madera para conservar la madera”.
Cuando los conquistadores llegaron a América construyeron iglesias con el estilo arquitectónico europeo. Sin embargo, no tuvieron en cuenta que en buena parte de Sudamérica, sobre todo en las zonas oeste y líneas costeras, se producen terremotos con mucha frecuencia, lo que provocaba que las iglesias construidas por los europeos se derrumbaran. Con el paso del tiempo, se dieron cuenta de que debían utilizar otros materiales y otras formas de construcción: “tenían que adaptar el sistema estructural a una tipología formal”. En el caso de Perú, después de hacer varias pruebas con madera, se aprobó una ley por la que todas las iglesias del país que se construyeran a partir de ese momento estarían recubiertas de madera. Con este ejemplo, el arquitecto ha concluido diciendo que “con madera se puede hacer casi cualquier cosa y, además, siempre se puede salvar”.
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